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El ciclo de Wilson, el destructor de placas

Las placas tectónicas se mueven. Unas se separan, otras se juntan y algunas se introducen debajo de otras para dar lugar a grandes cordilleras. El ciclo de Wilson explica de manera clara todos los pasos que llevan a las zonas continentales a romperse, separarse y volverse a unir.

Si podemos ponerle un inicio al ciclo de Wilson coincidiría con su final, la unión de todos los continentes emergidos en uno solo y masivo. Al hablar de supercontinente a todos nos viene el nombre de Pangea, el único continente que dominaba el planeta hace unos 280 millones de años, durante el Pérmico, a partir del cual se formaron dos continentes menores, Godwana, en el sur, y Laurasia, en el norte, que a su vez se fragmentaron para dar la conformación actual del planeta.

Pero no ha existido un solo megacontinente. El registro geológico nos indica que en los 4500 millones de años del planeta han existido al menos otros tres: Pannotia (hace 800 ma), Rodinia (hace 1100 ma) y Columbia (hace 1500 ma). Todos ellos formaron continentes y relieves que han quedado casi borrados por la erosión y la destrucción de la evolución tectonica. Todo producto del ciclo de Wilson.

El ciclo de Wilson comienza con una placa continental.  Es un lugar estable en el que se produce un adelgazamiento progresivo de la corteza por una masa magmática que asciende a la superficie. Este adelgazamiento provoca la separación de la masa continental a través de un rift, que en cuanto encuentre el océano formará un nuevo mar. El ejemplo que podemos encontrar en la actualidad es lo que se observa en el este de África, donde se está produciendo una separación que romperá al continente en dos, en una fractura de orientación norte-sur en la que se están formando una serie de lagos, como el lago Victoria.

Una vez invadido por el mar, la separación entre continentes formará una dorsal que empezará a separar a las dos nuevas placas continentales lentamente. Como ejemplos actuales tenemos la dorsal Atlántica, que aleja a todo el continente Americano de África y Europa, y en un estado más incipiente, el mar Rojo, donde el este de África ve como la península Arábiga se separa de ella.

Pasados varios millones de años, la zona de contacto entre la zona oceánica, con corteza más delgada, y la zona continental, con mayor grosor de corteza, se rompe y comienza la corteza oceánica a introducirse por debajo de la corteza continental, lo que produce la formación de cadenas montañosas en este borde, como viene ocurriendo en America del Sur, donde la placa pacífica está subduciendo por debajo del continente habiéndose elevado la cordillera de los Andes.

Como el movimiento continúa, las placas continentales pueden llegar a unirse de nuevo. La cuenca oceánica se estrecha, como en la actualidad ocurre en el mar Mediterráneo, donde África está acercándose a Europa y en algún momento chocará contra el viejo continente.

En cuanto se produzca la unión de las dos zonas continentales se elevará una nueva cordillera en esta zona de unión, lo que ocurre en la zona del Himalaya, donde las placar euroasiática y de la India están fusionándose, creando un nuevo continente.

Durante todo el ciclo de Wilson se producen unos pasos muy determinados, los cuales, como se puede observar en un mapa de placas tectónicas y sus bordes, no se producen simultáneamente en todo el planeta, si no que en cada lugar está evolucionando de manera particular, aunque su final sea conocido, la creación de un nuevo supercontinente que se llamara Amasia.